Si eres de esas personas a las que les gusta
pasear por Malasaña sin destino definido, explorando nuevos lugares, no puedes
subir por la Corredera baja de San Pablo sin descubrir en el número 25: Aiò Madrid.
Una bicicleta solitaria, unos grandes ventanales, muebles vintage, el olor de la comida típica de Cerdeña o del café italiano recién hecho te invitaran a entrar a este cálido local.
La historia comienza hace un par de años cuando Marcello, recién escapado de la guerra de Libia (esto podría ser otra entrada...) y Andrea cansado del mundo del marketing de la moda milanesa se encuentran afortunadamente en una cena estival entre amigos y deciden traernos la esencia de la cultura sarda a un rinconcito del Triball.
Tras tres meses de duro esfuerzo, muchas horas y
sobretodo muchas ganas, estos chicos al más puro estilo “do it yourself” consiguieron en febrero del 2012, inaugurar este local con un estilo, identidad y calidad únicas. “Aiò” en sardo significa “venga vamos”
y el resultado final es un claro ejemplo de ello.
En Aiò no solo podrás disfrutar de
uno de los mejores cappuccinos de la ciudad, sino que también
tendrás la oportunidad de probar numerosos platos totalmente caseros como las pizzetas (pizzas
redondas dobladas por la mitad) nuestra favorita la de pesto; sus empanadas
sardas (cordero, patatas y aceitunas negras); pastas frescas o su
fregola (especie de cuscus típico de la isla de Cerdeña) todo ello acompañado
lógicamente de una birra local como la Ichnusa
o de un buen vino de la tierra como el en Vermentino o Cannonau.
Recomendación: intenta dejar un hueco para sus
postres típicos o su famoso tiramisú y si puedes rematar con su Licor de Mirto,
mejor que mejor.
Si llegados a este punto, todavía no os
apetece entrar en este local, entonces he de deciros que además tenéis la opción de comprar su maravilloso mobiliario vintage. Muebles recogidos de la calle, pupitres estilo funcionalista de los
señores del rastro de La Brocanterie o grandes lámparas de su fiel amigo el
chatarrero ilustrado (con su almacén en Sigüenza) configuran y dan personalidad a este
lugar del que te puedes llevar un pedacito a tu casa si la visa lo permite.
Pero si algo lo identifica es que como un buen café bike friendly, tu bicicleta tiene derecho de admisión e incluso un fantástico parking, además si tienes el buen gusto de estar enamorados de las maravillosas bicicletas artesanales de Abici (cuyo precio competitivo rondan los 300-400 euros) no tienes excusa para irte sin una de ellas.
A estas alturas ya solo queda decir que este café-pizzería
donde lo mismo puedes tomar un verdadero café italiano, como disfrutar de la
gastronomía isleña, con grandes ventanales y decoración cuidada, ofrece un excelente menú diario y además abre de 1 pm a
1 am de domingos a jueves y desde el ángelus hasta casi las tres viernes y sábados.
Muchas gracias!! Nos ha encantado!! Desprende mucho cariño, casi se nos caen las lágrimas :-)) Un abrazo!!
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